Sunday, August 4, 2013

Locos por los senos, ¿más grandes es mejor?

“Los senos son sinónimo de sexualidad”, declara Guillermo, de 28 años. Cuanto más, mejor, ¿no? No te confundas: el tema es mucho más complejo que el estereotipo de Hooters o Baywatch.

Las mujeres vivimos obsesionadas con nuestros senos. Estamos convencidas de que los hombres están locos por las curvas y hasta recurrimos al quirófano para lograr ese ideal imaginario. Algunas películas nos hacen pensar que hay que tener pechos grandes para seducir a un hombre y nosotras nos creemos el cuento. De hecho, según datos de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, la cirugía de aumento de seno encabezó el ranking de los procedimientos estéticos en EEUU durante el 2012. Casi 290 mil mujeres se sometieron al bisturí para lucir pechos renovados (y rellenados). En cambio, en el mismo año, se hicieron solo 42,022 cirugías de reducción de mamas por motivos estéticos.

¿Cuánto hay de cierto y cuánto de falso en la creencia de que ellos siempre prefieren pechos grandes?
Apetito… ¿sexual?
Abundan los estudios científicos en pro de los senos. Algunos son realmente originales: un equipo de investigadores franceses le colocó rellenos de distintos tamaños al brassiere de una mujer de 20 años y la envió a un café, sola. A mayor medida del sujetador, más varones se le acercaban (¡Buitres!).
Nuestra gran pregunta es: ¿POR QUÉ? ¿Cómo se explica esa atracción casi automática de los hombres por nuestra delantera? Una de las hipótesis sostiene que es una cuestión evolutiva. En las cuevas paleolíticas las mujeres son retratadas con amplias caderas y pechos. Para Michael Castleman, autor del libro "Great Sex: The Man’s Guide to Whole-Body Sensuality", “los hombres identificaban a las mujeres con grandes mamas con una mayor capacidad reproductiva”, según expresa en la revista Psychology Today. Los pechos en épocas de escasez han sido considerados como signo de abundancia, fertilidad y nutrición asegurada para la cría.
Investigadores de Inglaterra y de Malasia publicaron este año en la revista científica PLOS One un experimento en el cual le mostraron fotografías de mujeres con pechos de diferentes tamaños a un grupo de 266 malasios pobres y ricos. Los que estaban en peores condiciones económicas se inclinaban más por las mamas grandes que los que tenían mejores ingresos, que al parecer “prescindían” de este depósito de reservas calóricas. Luego, los investigadores les mostraron las fotografías a 66 ingleses hambrientos y a 58 que acababan de comer. ¿Adivina quiénes prefirieron los pechos prominentes?


Vínculo maternal
Larry Young y Brian Alexander, autores del libro "The Chemistry Between Us: Love, Sex, and the Science of Attraction", postulan otra teoría. Sostienen que la obsesión de los hombres por los senos es biológica y está relacionada con los mecanismos cerebrales que promueven el vínculo entre una madre y su bebé.
Según explican en una columna publicada en el diario The Huffington Post, cuando una mujer amamanta, libera oxitocina, que hace que la experiencia se vuelva gratificante. Este neurotransmisor relacionado con el placer, profundiza el vínculo entre la mamá y su hijo. Para Young y Alexander, “existe un impulso inconsciente y evolutivo que nos lleva a activar circuitos de vinculación poderosos, que nos ayudan a crear un lazo de amor”.




Nosotras, ¿las insatisfechas?
Agustina es una “tabla de planchar”. Así se autodenomina, porque sus pechos diminutos son su mayor complejo y no ve la hora de operarse. Está convencida de que, tal como los tiene ahora, sus senos son incapaces de atraer a alguien.
Se sorprendería si conociera los resultados de una encuesta en línea realizada por investigadores de la Universidad de California y la Universidad Estatal de California. De 52,227 adultos heterosexuales consultados, el 56% afirmó estar “conforme con los pechos de su pareja”.
Sin embargo, entre las mujeres encuestadas, solo el 30% se sentían satisfechas con sus senos. Dicho de otra forma, casi tres de cada cuatro sufrían complejos al respecto. El relevamiento fue publicado en 2007 en la revista científica International Journal of Sexual Health.
Para Castleman, “los hombres juegan un papel en esta obsesión femenina”, según explica en Psychology Today. La moda y los estereotipos culturales de belleza también serían responsables, de acuerdo con el especialista, y, finalmente, la salud mental. “Las mujeres que están lo suficientemente insatisfechas como para someterse a una cirugía de mamas también tienden a sentirse disconformes con otros aspectos de sus vidas”, advierte Castleman
¿No será hora de plantearnos si somos nosotras las locas por los senos?

Texto: Mariana Israel
Foto: Thinkstock

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