“Los
senos son sinónimo de sexualidad”, declara Guillermo, de 28 años. Cuanto más,
mejor, ¿no? No te confundas: el tema es mucho más complejo que el estereotipo
de Hooters o Baywatch.
Las mujeres vivimos obsesionadas con nuestros senos. Estamos convencidas de que los hombres
están locos por las curvas y hasta recurrimos al quirófano para lograr ese
ideal imaginario. Algunas películas nos hacen pensar que hay que tener pechos
grandes para seducir a un hombre y nosotras nos creemos el cuento. De hecho,
según datos de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, la
cirugía de aumento de seno encabezó el ranking
de los procedimientos estéticos en EEUU durante el 2012. Casi 290 mil
mujeres se sometieron al bisturí para lucir pechos renovados (y rellenados). En
cambio, en el mismo año, se hicieron solo 42,022 cirugías de reducción de mamas
por motivos estéticos.
¿Cuánto
hay de cierto y cuánto de falso en la creencia de que ellos siempre prefieren
pechos grandes?
Apetito… ¿sexual?
Abundan
los estudios científicos en pro de los senos. Algunos son realmente originales:
un equipo de investigadores franceses le colocó rellenos de distintos tamaños
al brassiere de una mujer de 20 años y la envió a un café, sola. A
mayor medida del sujetador, más varones se le acercaban (¡Buitres!).
Nuestra
gran pregunta es: ¿POR QUÉ? ¿Cómo se explica esa atracción casi automática de
los hombres por nuestra delantera? Una de las hipótesis sostiene que es una
cuestión evolutiva. En las cuevas paleolíticas las mujeres son retratadas con
amplias caderas y pechos. Para Michael Castleman, autor del libro "Great
Sex: The Man’s Guide to Whole-Body Sensuality", “los hombres
identificaban a las mujeres con grandes mamas con una mayor capacidad
reproductiva”, según expresa en la revista Psychology Today. Los
pechos en épocas de escasez han sido considerados como signo de abundancia,
fertilidad y nutrición asegurada para la cría.
Investigadores
de Inglaterra y de Malasia publicaron este año en la revista científica PLOS
One un experimento en el cual le mostraron fotografías de mujeres con
pechos de diferentes tamaños a un grupo de 266 malasios pobres y ricos. Los
que estaban en peores condiciones económicas se inclinaban más por las mamas
grandes que los que tenían mejores ingresos, que al parecer
“prescindían” de este depósito de reservas calóricas. Luego, los investigadores
les mostraron las fotografías a 66 ingleses hambrientos y a 58 que acababan de
comer. ¿Adivina quiénes prefirieron los pechos prominentes?
Vínculo maternal
Vínculo maternal
Larry Young y Brian Alexander, autores del
libro "The Chemistry Between Us: Love, Sex, and the Science of
Attraction", postulan otra teoría. Sostienen que la obsesión de los hombres por los senos es biológica y está
relacionada con los mecanismos cerebrales que promueven el vínculo entre una
madre y su bebé.
Según
explican en una columna publicada en el diario The Huffington Post,
cuando una mujer amamanta, libera oxitocina, que hace que la experiencia se
vuelva gratificante. Este neurotransmisor relacionado con el placer, profundiza
el vínculo entre la mamá y su hijo. Para Young y Alexander, “existe un impulso
inconsciente y evolutivo que nos lleva a activar circuitos de vinculación
poderosos, que nos ayudan a crear un lazo de amor”.
Nosotras, ¿las insatisfechas?
Agustina
es una “tabla de planchar”. Así se autodenomina, porque sus pechos diminutos
son su mayor complejo y no ve la hora de operarse. Está convencida de que, tal
como los tiene ahora, sus senos son incapaces de atraer a alguien.
Se
sorprendería si conociera los resultados de una encuesta en línea realizada por
investigadores de la Universidad de California y la
Universidad Estatal de California. De 52,227 adultos heterosexuales consultados, el
56% afirmó estar “conforme con los pechos de su pareja”.
Sin
embargo, entre las mujeres encuestadas, solo el 30% se sentían
satisfechas con sus senos. Dicho de otra forma, casi tres de cada
cuatro sufrían complejos al respecto. El relevamiento fue publicado en 2007 en
la revista científica International Journal of Sexual Health.
Para Castleman, “los hombres juegan un papel en
esta obsesión femenina”, según explica en Psychology Today. La moda y
los estereotipos culturales de belleza también serían responsables, de acuerdo
con el especialista, y, finalmente, la salud mental. “Las mujeres que
están lo suficientemente insatisfechas como para someterse a una cirugía de
mamas también tienden a sentirse disconformes con otros aspectos de sus vidas”,
advierte Castleman
¿No será hora de plantearnos si somos nosotras las
locas por los senos?
Texto:
Mariana Israel
Foto:
Thinkstock
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